Ni maldición ni desgracias. El campeón está fuerte. La Francia de Deschamps se recompuso de un inicio terrible, con otra lesión grave y un gol en contra, para desplegar su apabullante colección de recursos. Se activó gracias al acierto de un secundario habitual, Adrien Rabiot, y desde ahí crecieron todos, especialmente Mbappé, incontenible, y Giroud, tan elegante como letal. Australia soñó con imitar a Arabia Saudí durante 12 minutos, pero cayó aplastada por el poderío francés.
La noche se complicó a Francia en un soplido. En un balón largo al extremo diestro Leckie, Lucas Hernández acudió al corte, se dañó la rodilla y el centro al segundo palo encontró solo a Goodwin para embocar. Lesión y gol en contra. Theo sustituyó a su hermano con la maldición del campeón sobrevolando el estadio árabe. A pesar de las incursiones de Mbappé por izquierda, un martirio para Atkinson, no generaba ocasiones claras y los soceroos estaban cómodos, aguardando su opción. Desde lejos remató Duke, cerca de la escuadra, aprovechando un error galo. Fue su última concesión.
Con las espaldas bien cubiertas por Tchouaméni, Rabiot ordenó la remontada. El centrocampista de la Juve se presentó en el área para coronar un centro extraordinario de Theo a la salida de un córner que igualó el duelo. Desubicados por el golpe, los australianos cedieron a la presión contraria sólo cinco minutos después. Intentó sacar el balón jugado el ex realista Matt Ryan, Rabiot robó como interior derecho, Mbappé cedió de tacón y el medio juventino depositó el tanto en la bota de Giroud, que en un rato hizo más que en el anómalo Mundial de Rusia. Campeón sin marcar. En media hora del torneo qatarí ya está a un solo gol del máximo artillero histórico de Les Bleus, Thierry Henry. A esa altura está ‘Oli’.
Existe la teoría (fundadísima, por cierto) de que Giroud sólo convierte goles de alta calidad. Y aunque el primero no cumplió con esos parámetros, estuvo a punto de entrar en los libros con una obra de arte. Nada más regresar del descanso volvió a hurgar por la izquierda Theo, templó un centro atrás y Giroud dibujó una chilena exquisita. Se le marchó por centímetros. Conste que, a pesar de la autoridad francesa, Australia no se había entregado aún. De hecho, justo antes de la pausa, Irvine había tocado madera con un buen cabezazo, y tras ella el conjunto oceánico subió un punto la presión en campo ajeno. Claro, quien aprieta en un terreno se descubre en el otro.
Mbappé, imparable en la arrancada, tuvo un mano a mano, habilitado por un taconazo de Giroud. Griezmann también pudo convertir un balón suelto en el área, pero lo sacó Behich. Buena actuación del rojiblanco, preciso entre líneas. Quien no perdonó poco después, aplastando a su par, fue Kylian. Cabezazo ganador, tras buen centro de Dembélé con zurda, y centro medido para que Giroud completara su noche perfecta. Nada que reprochar a Australia, digno rival pero inferior a una Francia imponente.