Estilo afroamericano en el boxeo – Solo Boxeo

El estilo afroamericano en el boxeo, llamémosle así, es un referente dentro de la historia de este deporte. Fue Sugar Ray Robinson el que dijo que “El ritmo lo es todo en el boxeo“ y tenía mucha razón al respecto.

El ritmo definido, no solo como algo alegre o vigoroso, sino como la capacidad de un boxeador de controlar, no solo su propio movimiento, sino el de su rival, y con ello poder manejar el combate.

Es el ritmo el factor principal que define a los boxeadores afroamericanos. Recordemos como se sirvió de esta cualidad Sugar Ray para dominar en varias ocasiones a rivales durísimos como LaMotta o Zivic. Terribles pegadores, dicho sea de paso.

Posteriormente, vimos que apareció un peso pesado llamado Cassius Clay. Al parecer admiraba profundamente a Ray Robinson. Utilizó ese manejo del espacio y le dotó de cierto preciosismo a la forma en que tenía de moverse por el ring.

Ron Lyle vs. Muhammad Ali

 

Ron Lyle vs. Muhammad Ali (WBC)

“Soy un sabio del boxeo, un científico del boxeo“, es lo que dijo Ali, porque ya saben que Clay era Ali.

Con esa frase se describe a la perfección la importancia del estudio del rival, del control, del dominio, del manejo del baile, de la escena.

Ali fue un ególatra dentro y fuera del ring, y eso le hizo perder más combates de la cuenta. La soberbia le llevó a estirar su carrera más allá de lo debido.

Pero es inevitable recordar el enorme talento que tenía, su juego de piernas, su jab de izquierda, su inteligencia.

Luego vinieron otros que quisieron imitar a Ali, pero nadie destacó dentro de esta escuela, hasta que llegó Sugar Ray Leonard, uno de los boxeadores más veloces de la historia.

Ray Sugar Leonard noqueó a Tommy Hearns

 

Ray Sugar Leonard noqueó a Tommy Hearns

Inteligente y talentoso, su capacidad de desplazarse y combinar lo encumbraron hasta lo excelso.

Una especie de Ali en pequeño pero mucho más callado, más respetuoso con sus rivales. También, ¿por qué no decirlo?, fue peor que su predecesor.

Pero era la misma escuela, el ritmo, el golpeo desde larga distancia, el pegar y que no te peguen, el juego de piernas, las combinaciones. Ahí también pudo estar el bueno de Thomas Hearns.

RAY SUGAR LEONARD vs. TOMMY HEARNS

 

RAY SUGAR LEONARD vs. TOMMY HEARNS

Más tarde vimos caer a Meldrick Taylor ante el mayor exponente de la escuela mexicana y eso le sepultó, pero por ahí apareció un tal Pernell Whitaker cuyo único defecto dentro del ring es que no pegaba demasiado fuerte.

Boxeador rápido y esquivo, dueño de unos reflejos sublimes. Talento a borbotones. Sus carencias físicas no le permitieron brillar tanto como pudiera.

Ahí estuvieron otros boxeadores que seguían esa misma vereda, tipos como Bernard Hopkins, maestro absoluto de las marrullerías y de cómo dominar a su rival en el ring.

Tito Trinidad vs Bernard Hopkins

 

Tito Trinidad vs Bernard Hopkins

Así transcurrió poco a poco el tiempo hasta que llegaron André Ward y Floyd Mayweather Jr. Dos boxeadores gélidos como témpanos de hielo.

El primero frío y calculador, se expuso poco. El segundo se convirtió en uno de los mayores exponentes de este estilo de boxeo. Hizo un arte de la estrategia dentro del ring, dominó a sus rivales por lo civil y lo criminal y supo sacar ventajas de todas las circunstancias.

Floyd Mayweather

 

Floyd Mayweather

Floyd es uno de los mejores boxeadores defensivos de la historia, sin discusión. En su juventud fue el más rápido y dotado con reflejos de oro. En su madurez se hizo el dueño del tempo y del tiempo, se convirtió casi en invencible.

Este estilo, el que yo llamo afroamericano, sigue siendo cultivado hoy por boxeadores como Davis, Haney, o el mismo Caleb Plant, que sin ser negro es un buen exponente de este modo de combate.

Devin Haney

 

Devin Haney (Cortesía: Mikey Williams / Top Rank)

Es solo una forma de boxear que ha tenido arraigo a lo largo de la historia de este deporte, especialmente entre los boxeadores negros en EEUU, pero que nadie se confunda, hay escuelas a montones y no tiene nada que ver la escuela de Tyson o Frazier con la de Mohamed Ali.

Otro día analizaremos, ¿por qué no?, la elegante escuela rusa, y otro la valerosa escuela mexicana.

Marcos Nogueroles Hernández

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