Cristiano Ronaldo, el futbolista que quiere robarle atención a Qatar 2022 con su ego inflado

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Cristiano Ronaldo desafió la lógica industrial del futbol hace cuatro años. El mundo salivaba por la final del Mundial de Rusia 2018 entre la poderosa Francia y la sorprendente Croacia. El campeonato había sido lujoso: goles al por mayor y partidos atractivos. Un mantel puesto para la ceremonia final. Y a Cristiano, que se había ido del torneo en octavos de final, le pareció un excelente momento para anunciar su fichaje por la Juventus.

Ya tenía práctica en ese mismo año. Cuando el Real Madrid se coronó tricampeón de la Champions League, CR7 entendió que era el momento indicado para acaparar la atención y colocarse en el centro de la opinión pública, incluso por encima de la propia Champions. Dijo que había sido muy bonito estar en el Real Madrid. Y listo, era su adiós en medio de los festejos. Ya nadie quiso acordarse de qué era lo que se estaba celebrando. La mirada unánime se fue con él, como siempre, como en cada respiro.

Ahora disparó contra diversos estamentos del Manchester United, su actual club, a unos días de que empiece el torneo más importante de futbol del mundo. «No le tengo respeto (a su entrenador, Eric ten Hag) porque él no me respeta. Si no me tienes respeto, nunca te tendré respeto. Me siento traicionado. Me han convertido en la oveja negra. No sólo el técnico, hay dos o tres más que me quieren fuera», dijo en entrevista para The Sun.  

Sus palabras son dinamita pura, y en nada le importa que pongan en tela de juicio su condición de líder. «Pero tienes algunas cosas adentro que no nos ayudan a (nosotros) llegar al nivel más alto como el City, Liverpool e incluso ahora Arsenal… un club con esta dimensión debería estar en lo más alto del árbol en mi opinión y no lo están, desafortunadamente. El progreso fue cero Desde que se fue Sir Alex (Ferguson), no vi evolución en el club. Nada había cambiado”.

A Cristiano Ronaldo no le basta con su propia aura. Necesita más y más. A una semana del Mundial ha soltado un bombazo mediático que ha eclipsado un poco la atención sobre la Copa del Mundo. Es inteligente. Sabe cuándo y cómo hacerlo. Claro, siempre y cuando se trate de él y sus intenciones, que es lo que más le importa en su escala de valores. Puso a todos a hablar de sus palabras. Él, feliz, en lo que cabe, porque en el campo se la ha pasado sufriendo desde que el neerlandés llegó a Old Trafford.

 

A estas alturas de su carrera, ya le tiene sin cuidado provocar tensión institucional en el club para el que juega. De todas formas, claro está, se marchará después de lo que ha hecho. Aunque se trate de él. No lo van a perdonar y menos cuando le han dejado claro durante los últimos meses que no es imprescindible. El Manchester United conoce ahora hasta dónde es capaz de llegar Cristiano. Esa era la pregunta favorita de todos en los últimos meses. ¿Bastaba con el desplante de dejar botados a sus compañeros e irse a los vestidores?

Claro que no. Jamás iba a bastar. Y nunca, cuando se habla de él, puede decirse que es suficiente. Los límites de su carácter son tan enigmáticos como los atributos que ha demostrado en la cancha por dos décadas. Nadie se extrañaría si Ronaldo decide anunciar su nuevo club el mismo día que haya un partido del tipo España-Alemania. Está en su naturaleza, en ese gen competitivo que le hace mirar con recelo hasta a su propia sombra. Desde el principio de temporada, habló de que quería marcharse del Manchester United. Ha denostado al club que le paga porque ahora ya no se cumplen todos sus caprichos. ¿Cómo podría esperar entonces respeto? Su bombazo palabrero podrá tener efectos ahora, pero ni siquiera él es tan importante como un Mundial.

Se equivoca y qué bueno que se equivoca. Porque en una semana nadie va a estar hablando de él en esos términos. Claro, de lo que haga en el campo, sí. Que por algo se verá las caras otra vez con Uruguay y tiene compañeros como para hacer algo digno. Y ahí tendrá que dar la nota de siempre, la que importa, la más natural. Ya no podrá excusarse en conspiraciones ni traiciones ni tampoco podrá robarse protagonismo a sí mismo.

Cristiano Ronaldo ha cambiado el hambre de gloria por el hambre de atención, por ahora. Y tampoco debería ser tan sorprendente.

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